domingo, 17 de octubre de 2010

La Pagoda de Babel

Mientras Aladino contraía esa majestuosa torre, en un pueblecito de la montaña, un hombre muy viejo y una mujer muy vieja vivían en una solitaria cabaña de leñador.
Un día que había salido el sol y el cielo estaba azul, el viejo fue en busca de leña y la anciana bajó a lavar al arroyo estrecho y claro, que corre por las colinas... ¿Y qué es lo que vieron? Flotando sobre el agua y solo en la corriente, un gran tinaja.
La mujer exclamó:
-¡Anciano, abre con tu cuchillo esa tinaja!
¡Qué sorpresa! ¿Qué es lo que vieron? Dentro estaba Jam, un hermoso niño. Se llevaron a su casa a Jam, que se crió muy fuerte. Siempre estaba corriendo, saltando y peleándose para divertirse, y cada vez crecía más y se hacía más corpulento que los otros niños del pueblo.
En el pueblo todos se lamentaban:
-¿Quién nos salvará de los Genios?
-Yo seré quien los venza -dijo un día Jam-. Yo iré a la isla de los Genios y los venceré.
-¡Denle una armadura! -dicen todos-. Y déjenlo ir.
Estando bien decidido de su promesa va Jam a la isla de los Genios. Va provisto de comida para mantener su fortaleza.
Por el camino se encuentra a un Perro que le dice:
-¡Guau, guau, guau! ¿Adónde te diriges? ¿Me dejas ir contigo? Si me das comida, yo te ayudaré a vencer a los Genios.
-¡uuaa, uuaa, uuaa! -dice el mono Gula-. ¡Jam, eh, Jam, dame ana boleé y déjame ir contigo! ¡Les daremos su merecido!
-¡Kup, kup! -dice el picú de Estiven-. ¡Dame comida e iré con ustedes a la isla de los Genios y los para vencerlos!
Jam, con el Perro y el Mono y también con el picú de Estiven, se hace a la vela para ir al encuentro de los Genios y derrotarlos. Pero el reino de los Genios está muy lejos y el mar, enfurecido.
El mono Gula desde el palo del barco grita:
-¡Adelante, a toda marcha!
-¡Guau, guau, guau! -se oye desde la popa.
Y en el cielo se oye:
-¡kup, kup!
Nuestro capitán no es otro que el valiente Jam. Desde lo alto del cielo el picú de Estiven espía la isla y avisa:
-¡El guardián se ha dormido! ¡Adelante!
-¡Mono, salta la muralla! ¡Vamos, prepárense!
Y grita:
-¡Eh, ustedes, aquí estamos! ¡Salgan! ¡Aquí estamos para vencerlos, Genios!
Estiven con su pico, el Perro con los dientes, el Mono con las uñas y Jam con sus brazos, luchan ferozmente.
Los Genios, al verse perdidos, se lamentan y dicen:
-¡Nos rendimos! ¡Nos rendimos! Sabemos que hemos sido muy malos, nunca más volveremos a serlo. Les devolveremos el tesoro y todas las riquezas que perdieron, a causa de la construcción de la torre.
Sobre una carreta cargan el tesoro y todo lo que había en poder de los Genios. El Perro tira de ella, el Mono empuja por detrás y el Picú les indica el camino. Y Jam, sentado encima, entra en su pueblo donde todos lo aclaman por vencedor.
FIN

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